Donde los árboles cantan, de Laura Gallego García

04 marzo, 2015

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Literatura fantástica en época medieval sería la etiqueta a emplear con Donde los árboles cantan (2011), el libro que fue Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2012 y que forma parte del compendio de obras que la escritora valenciana Laura Gallego García ha publicado desde que se alzó con el Premio Barco de Vapor en 1998 con la novela Finis Mundi (1999).

La referencia a Laura Gallego no debería terminar con la obra con la que se abrió paso en el mundo editorial, puesto que la escritora se ha posicionado durante la primera década del siglo XXI como un referente de la literatura juvenil y de la atracción a la lectura en un sector de la sociedad siempre acusado de su falta de interés por los libros.

Por encima de los best sellers llegados del extranjero, Laura Gallego ha sido una superventas española gracias a obras dirigidas a un público joven y con temática fantástica, comenzando por su tetralogía Crónicas de la Torre (2000-2004), compuesta por El valle de los lobos, La maldición del Maestro, La llamada de los muertos y Fenris, el elfo, y, sobre todo, por la trilogía que creó todo un movimiento de seguidores en España, Memorias de Idhún (2004-2006), compuesta por La Resistencia, Triada y Panteón. Esta última celebraba el año pasado su décimo aniversario con la publicación de una enciclopedia idhunita y, a principios de febrero pasado, un estudio realizado por Pablo C. Reyna, alias El Cronista de Salem, sobre el fenómeno, bajo el título Soy Idhunita. 

A caballo entre la literatura para niños y la dirigida a jóvenes, Laura Gallego ha manejado diversas temáticas, pero con una predilección evidente hacia la literatura fantástica de corte medieval. Precisamente tras sus estudios en filología hispánica en la Universidad de Valencia, dedicó su tesis doctoral, finalizada en 2013, a la novela de caballerías Belianís de Grecia (1579). Con tales conocimientos y con cariño expreso a la literatura y al cine de corte fantástico, con La historia interminable (Michael Ende, 1979) o Dentro del laberinto (Jim Henson, 1986) como ejemplos de sus gustos personales, no cabe duda de que ha logrado crear historias atractivas para los adolescentes dentro de un ámbito del que ella misma ha disfrutado.

Laura Gallego García (Fotografía de Javier Ocaña)
Tras esta introducción, nos acercamos a la obra que vamos a comentar, Donde los árboles cantan, una novela que nos traslada a la tierra de Nortia, un reino medieval típico, donde Viana de Rocagrís, nuestra protagonista, ve cómo el mundo en el que se había criado, de cortesanía y nobleza, desaparece por la invasión bárbara de las tribus del norte. A partir de ese momento, despojada de todo poder de decisión, deberá decidir entre seguir siendo una doncella o atreverse a ocupar un lugar en el mundo distinto al que le habían asignado desde su nacimiento. Una historia desarrollada en catorce capítulos, número habitual en la autora, encabezados cada uno por un título que resume su contenido, siguiendo un modelo de escritura típicamente medieval.

El relato que Laura Gallego crea tiene una narración fluida, de carácter en ocasiones coloquial, caracterizada sobre todo por el uso del diálogo y por la inmersión en los pensamientos del personaje central, pese al narrador en tercera persona empleado. Estos elementos componen una obra ligera y de corte tradicional que permite, con sus toques de intriga, atraer y adentrar a los lectores en una aventura entretenida y basada en la superación de una forma de pensamiento. Viana es un personaje lleno de viveza, obstinada en sus decisiones, que son normalmente impulsivas, temeraria, pero, sobre todo, de buen corazón.

El libro provoca a lo largo de sus páginas el enfrentamiento con su yo pasado, el del rol de doncella, casi un paraíso perdido pero también una cadena, incluso se puede observar específicamente en el reencuentro con las ropas femeninas que había abandonado a favor de la comodidad de los ropajes masculinos. Estamos ante la lucha de una posición aprendida, pero que no debiera ser así por naturaleza. Como Viana reprenderá a su maestro, así fue educada, sin más opción. Una defensa por buscar nuestro lugar en el mundo sin dejarnos llevar por lo que los otros nos encaminen a hacer.

No es la primera vez que Laura Gallego nos ofrece a una protagonista femenina ni tampoco que provoca el choque entre el pasado del personaje, no solo destruido sino también ultrajado por la traición, con su inmediato presente, como pudo suceder en Alas de fuego (2004), ni tampoco es la primera ocasión en que las leyendas de un juglar tienen importancia capital en la obra o se refleja la vida opulenta de la nobleza, ideas que ya encontrábamos en obras como Finis Mundi o Mandrágora (2003). Hasta la reivindicación de un amor diferente no es novedoso. La relación que se establece entre Viana y el misterioso Uri tiene connotaciones que recuerdan a las célebres Crónicas de la Torre o Memorias de Idhún, aunque las características sean bien distintas en cada caso.

Estos hechos nos dan una muestra de los temas que trabaja Gallego en sus obras, configurándolos siempre de tal forma que ofrezcan un relato nuevo, con elementos originales, aunque estos mismos remitan a la mitología medieval fantástica. El lector atento podrá descifrar claramente las ideas que los personajes no han sido capaces de adivinar, aunque ello no restará valor al camino de salidas inesperadas que presenta la autora en ocasiones, como la aparición de personajes que parecían olvidados o que ya habían cumplido su papel o la imagen novedoso que se le ofrece a la fuente de la eterna juventud de las leyendas de Oki. Pese a ello, hay otros elementos que pesan en contra de la obra, como la historia de amor excesivamente veloz y falta de construcción, sobre todo al encontrarnos al inicio en una relación casi de carácter materno-filial, la personalidad plana y falta de evolución del villano y un final precipitado y sin suficiente fuerza, pese a la interesante resolución del duelo definitivo.


En conclusión, una novela con un marco cómodo para la autora donde ha desarrollado evidentes herramientas que le permiten crear un relato efectivo y atractivo, con un planteamiento bien resuelto y un desarrollo interesante, pero cuyo final, sin referirnos al bello epílogo que cierra la historia, hubiera podido ser de un tono diferente, seguramente más épico. Pese a ello, gustará a quienes busquen una lectura ligera de literatura fantástica, a quienes ya admiren a la autora valenciana o a quienes quieran adentrarse en la lectura tanto del género como de su escritora. 



1 comentario :

  1. Hola :) La verdad que desde que en mi adolescencia cayo en mis manos titulos como Finis Mundi, Memorias de Idhún o Las crónicas de la Torre; siempre Laura me ha gustado su forma de escribir y de introducirme en sus mundos. Este libro aún no he tenido ocasión de leerlo, y la verdad no sé muy bien porque, me parece una novela como dices ligera para amantes de la literatura fantástica como yo y que algún día caéra claramente; al igual que el libro que sale esta misma semana, Todas las hadas del reino que creo que viene con un estilo muy similar. Como siempre, me encantan tus analisis al igual que los comentarios que dejas en mi blog, siempre son muy agradables de leer y de ver bastantes coincidencias en opinión pero tan bien escritas. Un saludo^^

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