Adaptaciones (XXXVII): Harry Potter y la cámara secreta, de Chris Columbus

08 marzo, 2015

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Regresamos al mundo de magia y fantasía que creó J.K. Rowling en sus libros y que fueron trasladados a la gran pantalla entre 2001 y 2011. En la segunda entrega, Harry Potter y la cámara secreta, Chris Columbus (1958), director de la primera, se puso de nuevo a los mandos de la película, creando una línea continuista con la forma en que se había desarrollado la anterior adaptación, incluyendo el tono amable y de tintes más infantiles, aunque dentro de una trama más oscura, las decisiones formales, como la estructura de los decorados, cierta preferencia por tonos cálidos, la recuperación por parte de William Ross de temas musicales de Harry Potter y la piedra filosofal junto a nuevas composiciones de John Williams y prácticamente el mismo equipo técnico que en la primera ocasión, y la intención de realizar una adaptación fiel a los libros, consiguiendo precisamente que los lectores la consideren la obra con más fidelidad a lo escrito por Rowling, aunque ello alargara innecesariamente el metraje.


En este segundo año en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, Harry Potter (Daniel Radcliffe), nuestro joven mago protagonista, hará frente a una amenaza ancestral: la herencia de uno de los fundadores de la escuela, Salazar Slytherin. Precisamente en este nuevo enemigo encontramos una aventura con tonos más oscuros, incluyendo víctimas petrificadas que pudieran haber muerto, así como una situación que deja a la institución al borde del cierre. Desde el divertido prólogo en casa de los Dursley y la travesura con un coche volador por Londres con su amigo Ron Weasley (Rupert Grint) se nos avisa de acontecimientos extraños, que se irán revelando conforme la película vaya alejándose de este ambiente más ameno hacia la trama relativa a los petrificados.

Sin duda, en esta segunda entrega aumenta la presencia de seres mágicos que van creando y contextualizando el mundo mágico en el que se adentró Potter el año anterior. Comenzando por Dobby, el elfo doméstico, y terminando por el temible basilisco, incluyendo a las mandrágoras, a arañas parlantes y hasta a un coche mágico, un Ford Anglia, capaz de adentrarse en el Bosque Oscuro y convivir con los seres que allí habitan. En todos ellos hay una mezcla entre los viejos efectos especiales y la tecnología digital, aún algo evidente, pero que funciona para recrear la magia de los libros. Curiosamente, en el enfrentamiento con el basilisco se realizan planos y contraplanos que recuerdan a las antiguas películas de héroes contra criaturas mitológicas, imitando por ejemplo a Los nibelungos (Fritz Lang, 1924), donde el enfrentamiento entre Sigfrido y el dragón es bien similar al de Harry con la gran serpiente, cuestiones técnicas y color aparte. Precisamente en este tramo final se puede notar cómo Columbus prefirió cámaras de mano en esta película para permitirse mayor movimiento.


Pero también se incluyen otras ideas, como el racismo entre magos, heredado de los pensamientos del villano Lord Voldemort y sus antecesores magos oscuros, quienes, al igual que en el nazismo o al colonialismo europeo (que no fue el caso español) en América, consideraba que debía existir una raza pura de magos, los denominado sangre limpia, frente a los sangre sucia, magos de ascendencia muggle. O la esclavitud de seres mágicos, como es el caso de los elfos domésticos, que se ven obligados a deber lealtad a las familias mágicas a las que pertenecen y cuya libertad solo es posible con el préstamo de una prenda de vestir.

Ambas ideas, introducidas en esta aventura, se desarrollarán en el resto de la saga, aunque la segunda solo lo haga realmente en los libros, con el personaje de Hermione Granger (Emma Watson) como la máxima defensora de la libertad y los derechos de estas criaturas en el futuro. Estas tramas nos muestran ideas de carácter más adulto, que no estaban presentes en la primera entrega y que, aunque sea de manera incipiente, anuncian la evolución y la maduración de los personajes y de su historia.


El esquema argumental es similar en las primeras historias de la saga. Si en la anterior, el trío protagonista tenía la certeza de saber quién era el malvado, investigaron con éxito relativo, con resoluciones acertadas casi por azar, y al final su suposición era falsa, en esta ocasión suceden hechos similares.

Las investigaciones que llevan a cabo, incluyendo la interesante poción Multijugos o el uso de un diario mágico escrito hace cincuenta años, no ofrecen demasiado resultados, será precisamente la pista que Hermione deja a sus amigos la que lleve a la conclusión adecuada, la confianza depositada en un profesor como Gilderoy Lockhart (Kenneth Branagh), personaje que aglutina en esta segunda película la mayoría de bromas, sustituyendo, junto a Dobby y a un forzado Ron (por la actuación de Rupert en esta ocasión), la función que hacía Hagrid (Robbie Coltrane) en la primera, o el antagonista final, ayudado por un personaje inesperado, son elementos que, pese a estar cambiadas sus características, nos presentan una aventura similar a la anterior dentro de su esquema. No obstante, lo interesante de esta aventura, y su gracia, está en los cambios introducidos y en la resolución final, con monstruo incluido y con la presencia, de nuevo, de un Voldemort oculto (Christian Coulson), de regreso gracias a sus recuerdos.


Otra cuestión más trabajada en esta entrega, que será un hilo argumental continuo en toda la saga, es el conflicto interno de Harry entre sus ideales y su naturaleza. Si ya en la anterior película lo veíamos debatir con el Sombrero Seleccionador sobre la casa de Hogwarts a la que pertenecer, en esta nos encontramos dubitativo: ser capaz de hablar con serpientes y con capacidades más similares a las de Slytherin, se cuestiona si su destino debiera ser distinto.

Este problema de la identidad, frecuente además en la adolescencia, se acrecienta en una persona como Potter debido al cambio de vida producido al conocer la magia y, también, al ver cómo algunas de sus características son más parecidas a las de su archienemigo, Voldemort, que a las de un buen mago. Sin embargo, la película señala cómo somos nosotros, con nuestra determinación, los que escogemos qué queremos ser. La aparición de la espada de Gryffindor así como del fénix Fawkes en el momento oportuno desvelan cómo Harry, a pesar de compartir tanto con su enemigo, es otra persona distinta, con valores y actitudes diferentes, aunque ello no evite que vuelva a dudar de sí mismo en el futuro. No en vano estamos en una saga donde las falsas apariencias juegan un factor muy importante.


En este sentido, podemos concluir que estamos ante una película similar en su forma y su contenido a la primera, tanto por el trabajo de Columbus como por el argumento recogido de ambas adaptaciones, pero que incluye variantes que anuncian el tono más oscuro y adulto en el que se irá adentrando la saga. No obstante, para ello, no se olvidan del humor, de la acción y, sobre todo, de la magia, contando a su vez con un reparto de excelentes actores, cuya presencia disminuye por la falta de importancia de sus personajes en el argumento.

Tenemos los casos de Maggie Smith como Minerva McGonagall, Alan Rickman como Snape o Warwick Davis como Filius Flitwick. Por otra parte, y lamentablemente, tuvimos que despedirnos de Richard Harris como Albus Dumbledore al fallecer el actor antes del estreno de la que fue su última película, sería sustituido en la siguiente, Harry Potter y el prisionero de Azkaban, por Michael Gambon. Debido también a la trama, se incorporan o tuvieron algo más de presencia actores como Miriam Margolyes, en el papel de la simpática profesora de Herbología, Pomona Sprout, Shirley Henderson como la carismática fantasma Myrtle la llorona, Jason Isaacs como Lucius Malfoy, el enemigo en la sombra de la película, Mark Williams y Julie Walters como el matrimonio Weasley, y la joven Bonnie Wright como Ginny Weasley, cuya presencia es menor, pero importante para el argumento.

En el centro, Miriam Margolyes junto a Chris Columbus sujetando una mandrágora
Chris Columbus consiguió crear las bases del mundo mágico de Harry Potter en estas dos primeras entregas y supo abrir el camino trabajando en la primera con la infancia y la ilusión por un mundo de grandes posibilidades y adentrando los tonos sombríos necesarios en la segunda, hacia la adolescencia tormentosa que experimentaríamos en el resto de la saga.

Como anécdota final, podemos señalar que se menciona a la cárcel de Azkaban en esta película, que tendrá mucha importancia en la siguiente y cuyo peligro real solo se entenderá con el siguiente argumento; también el hecho de que Lucius Malfoy, en la escena final con Harry, pretende emplear el hechizo Avada Kedavra, cuyo significado solo se descubre en la cuarta entrega, y que de no ser por Dobby, hubiera resultado fatal para nuestro protagonista. Son algunos guiños de elementos que, aunque aún no se han explicado, no por ello no existían en el mundo mágico.

Escrito por Luis J. del Castillo


2 comentarios :

  1. Hola :) Me encantan tus reseñas o analisis de las películas, son tan detallados y con tantas curiosidades por el media tan bien escritas que disfruto mucho leyendolas. Sin duda, amo el mundo de Harry Potter y sin duda a ello ayudaron las películas, si bien los libros siempre me gustaron las películas transmiten ese plus de mágia que hace todo especial y como real. A mi me encantan todas las películas, pero si me tengo que quedar con una es la primera por la introducción que nos hace en el mundo de Harry Potter y la tercera, porque creo que la del prisionero de Azkaban es de las mejores adaptaciones que se han podido hacer. Espero que sigas haciendo estas entradas de la películas de Harry Potter, porque me encantan, y creo que hoy de tarde, alguna de ellas caéra como buena tarde de domingo. Un saludo^^

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    1. Hola :) Un placer que te estén gustando estos análisis de la saga cinematográfica de Harry Potter. Estoy tratando de realizar una reseña por mes de la saga, aunque por falta de tiempo no pude introducir esta película en el mes de febrero. Así que sí, próximamente analizaré El prisionero de Azkaban, sin duda un cambio de tercio con respecto a las dos primeras películas.

      Gracias por tu comentario y espero que sigas disfrutando de esta magia, la de las palabras y el cine.

      Un saludo,
      Luis J.

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